En un reciente episodio del podcast de Uri Sabat, Jon Hernández lanza una advertencia urgente: estamos entrando en una de las transformaciones laborales más drásticas de la historia moderna, impulsada por la inteligencia artificial. Y no es una exageración. Según Hernández, el 50% de los empleos de entrada desaparecerá en menos de 5 años.
Acompañado por Uri, el episodio recorre con intensidad los efectos actuales y futuros de la IA, sus implicancias sociales y económicas, y por qué no estamos preparados para lo que se viene.
La automatización ya no es una predicción, es una realidad tangible. Empresas como Microsoft han despedido a miles de empleados y muchas pequeñas compañías ya están reemplazando servicios como diseño gráfico o redacción con herramientas como ChatGPT, MidJourney o DALL·E.
El impacto no se limita a un solo sector. A diferencia de la revolución industrial, que afectó principalmente a las fábricas, la IA está alterando simultáneamente todos los rubros: desde administración y contabilidad hasta la salud, la educación y la producción de contenidos.
Hernández enfatiza que todas las revoluciones tecnológicas vienen con un período de transición doloroso, pero esta transición será más rápida e inabarcable que nunca. Y en ese momento intermedio, millones de personas se verán sin empleo, sin tiempo para adaptarse y con necesidades que cubrir: poner comida en la mesa, pagar cuentas, cuidar a sus familias.
“Vamos a pasar por años muy duros antes de llegar a la bonanza”, señala Jon.
El avance de la inteligencia artificial en los últimos cuatro años ha sido equivalente a mil millones de años de trabajo humano, según expertos citados en el podcast. Desde predecir medicamentos hasta crear contenido audiovisual indistinguible del real, la IA ya es capaz de realizar tareas que hace solo unos años parecían impensadas.
Incluso se anticipa que para 2025 uno de los principales usos de la IA será el soporte emocional, lo que plantea desafíos éticos enormes: ¿deberíamos confiar en una IA para darnos consuelo o ayudarnos en decisiones personales?
La idea de entregar una renta básica universal como solución al desempleo no convence a los anfitriones. Plantean que en un mundo con estructuras fiscales tan dispares, esta solución es difícilmente viable. Además, muchos de los trabajos que desaparecerán son los que hoy sostienen las economías familiares.
Jon propone tres grandes líneas de acción:
“No vas a parar el tren. Pero puedes decidir en qué dirección ir”, afirma, citando a Darío Amodei, ex OpenAI y CEO de Anthropic.
El escenario más optimista plantea un futuro donde el trabajo podría ser opcional, los costos de producción bajen a casi cero y la humanidad pueda enfocarse en tareas más significativas, creativas o humanas.
Pero para llegar a ese futuro, necesitamos actuar ya.
Este no es un llamado al pánico, es un llamado a moverse. El miedo, cuando se canaliza bien, puede ser un gran motor de cambio. Como dice Jon al final del episodio:
“No importa si sientes miedo, curiosidad o esperanza. Lo que importa es que eso te lleve a actuar”.
Porque lo que está ocurriendo no es ciencia ficción. Es la realidad que ya está tocando la puerta.